Fiscal de Lomas imputó a madre por denuncia falsa

Durante años, Pablo Ghisoni fue un fantasma entre rejas: médico, padre, inocente. Lo acusaron de lo peor. No hubo pruebas, pero sí palabras rotas, gritos viejos en juzgados, y un hijo, Tomás, que decía haber sido víctima. Tenía 9 años cuando habló por primera vez. Tenía 20 cuando se animó a decir la verdad.

En un video breve y brutal, el joven se plantó ante la cámara y dijo lo impensado: que nunca fue abusado, que no fue víctima de su padre, sino de un entramado donde fue manipulado por su madre, Andrea Vázquez, para repetir una historia falsa. “Me enseñaron qué decir y qué dibujar en las audiencias”, confesó.

El giro fue demoledor. Y la Justicia respondió. El fiscal de Lomas de Zamora, Jorge Bettini Sansoni, imputó a Vázquez por falso testimonio agravado, una figura grave que puede costarle hasta 20 años de prisión. La decisión no fue solo un gesto simbólico: fue el reconocimiento de que las palabras pueden matar, aunque no haya sangre.

Ghisoni había sido absuelto en 2023 por el Tribunal Oral en lo Criminal N°3, con voto unánime de los jueces Marcelo Dellaure, Luis Gabián y Claudio Fernández. Llegó a ese juicio luego de tres años preso, dos de ellos en una institución psiquiátrica, y con su nombre hecho trizas. Fue absuelto, sí, pero no salvado. Perdió su trabajo, su salud, su dignidad, y dos de sus tres hijos.

La madre de esos hijos, Andrea Vázquez, médica también, había presentado más de 40 denuncias contra él. Una tras otra. Una más ruidosa que la anterior. Entre ellas, la más destructiva: la de abuso sexual con acceso carnal. La denuncia llegó justo después de que Ghisoni pidiera la revinculación con los chicos. Dos de ellos volvieron con ella. Solo Francisco, el menor, se quedó con su padre. El único que nunca acusó. El único que creyó.

Durante el juicio, Vázquez denunció la utilización del Síndrome de Alienación Parental, teoría controvertida que señala cuando uno de los progenitores manipula a sus hijos para rechazar al otro. En ese momento, ella dijo que era un invento para quitarle los hijos a las madres. Ahora, es su hijo quien, sin saberlo, le da la vuelta al guion.

El fiscal no solo imputó a Vázquez. También pidió investigar a todos los que hayan colaborado con la maniobra. No hay nombre limpio en esta historia. Pero hay una verdad que empieza a emerger: la palabra manipulada es un arma, y cuando se usa contra la inocencia, no solo destruye al acusado, también arrasa con la confianza social.

“Esto es el principio de una recuperación”, dijo Ghisoni entre lágrimas. No pide revancha. Pide justicia. Pide volver a ser padre.