Caputo busca al PRO, Pareja arma su fuerza de choque

Interna libertaria en llamas

La interna libertaria es un incendio sin bomberos. Santiago Caputo, cerebro comunicacional y operador con acceso directo al Presidente, busca reforzarse con cuadros del PRO para desplazar a Sebastián Pareja, principal armador bonaerense de Karina Milei. El trasfondo es claro: tras la derrota en Provincia, se multiplicaron las facturas internas y Caputo olfateó la oportunidad de avanzar sobre un territorio que nunca dominó.

Mientras tanto, Pareja no se quedó quieto. Juntó a su tropa y lanzó una agrupación con nombre de película de Stallone: “Los Inquebrantables”. Con un discurso de lealtad a Karina, Martín Menem y al propio proyecto libertario, busca blindarse contra lo que interpreta como operaciones de los “cielistas” de Caputo. La advertencia de su mano derecha, Luis Ontiveros, no fue sutil: “El que busca ensuciarnos, será duramente ajusticiado”.

El enfrentamiento expone dos lógicas distintas dentro del oficialismo. Caputo es fuerte en la caja, en el diseño discursivo y en la cercanía con la Casa Rosada. Pero carece de despliegue territorial genuino: sus leales no superan la decena de operadores de redes y asesores. En cambio, Pareja controla 12 diputados en la Legislatura bonaerense, punteros en La Matanza, Moreno, San Vicente y la primera sección electoral. Tiene lo que Caputo envidia: base política.

En las oficinas de Reconquista 40, el asesor presidencial se reunió en estos días con dirigentes del PRO, radicales y hasta peronistas “curiosos”, buscando construir un paraguas de protección. La apuesta es doble: debilitar a Pareja y, de paso, abrirle la puerta al PRO para recomponer poder en la Provincia. La movida no es altruista: Caputo necesita una coalición que lo salve a él y al gobierno nacional del tembladeral bonaerense.

En el otro bando, Pareja se envalentona con el respaldo explícito de Karina. La hermana presidencial ya demostró que no suelta a los suyos, incluso cuando arrecian las críticas internas. Si lo sostuvo después de la paliza en Buenos Aires, difícilmente lo entregue en bandeja a su primo político Santiago.

Los mensajes cruzados en redes sociales subieron la temperatura. Ramón “Nene” Vera, hombre fuerte de Pareja, posteó una foto tomando vino en Mendoza con la frase: “Un hombre silencioso con un plan es más peligroso que un hombre ruidoso sin un plan”. En paralelo, Javier Wiles, vocero parejista en San Vicente, apuntó directo contra “Las Fuerzas del Cielo”: “Un grupo de mercenarios dispuestos a destruir LLA. ¡NO PODRÁN!”.

Ese clima de western digital revela algo más profundo: la pelea no es solo por cargos, sino por el control del dispositivo bonaerense. Caputo quiere la rosca de los despachos; Pareja, la resistencia callejera. Uno opera con encuestas, el otro con punteros. La pregunta es quién tiene la llave del futuro libertario en el distrito más grande del país.

El resultado es que la interna libertaria se volvió ingobernable. En un escenario de crisis económica y derrotas electorales, Milei necesita orden. Pero sus dos operadores más influyentes se disputan el corazón de la Provincia como si fuera un botín. Caputo sueña con un acuerdo con el PRO que le permita maquillar la falta de base propia; Pareja construye una marca de lealtad casi religiosa para blindarse.

La paradoja es que ambos se dicen fieles al Presidente, pero ninguno parece pensar en la gobernabilidad. Mientras Caputo busca salvar la ropa con socios prestados, Pareja arma una patrulla de “inquebrantables” que promete resistir hasta el final. Y en el medio, el conurbano, la Legislatura y la tropa militante miran el espectáculo como lo que es: una pelea a cuchillo entre dos facciones que creen ser dueñas de la misma criatura.

En definitiva, Milei podrá hablar de la casta y del déficit cero, pero la política real de su gobierno se cocina en esta interna feroz. Y si algo enseña la historia argentina es que cuando los generales se dedican a matarse entre ellos, el campo de batalla termina lleno de cadáveres políticos.