Selección argentina de fútbol: sobre el racismo y otros demonios

Gran escándalo se armó con las imágenes dadas a conocer del famoso cántico de “escuchen, corran la bola…”. El cuadro en principio es habitual: jugadores que festejan un triunfo, nada menos que de una nueva copa América.

Actualidad01/08/2024
NOTA RACISMO

Por Fernando Pérez

 

Pero no cantaban cualquier cosa, ya que con su tono burlón, y todo lo ofensivo que se quiera, la canción dejaba en evidencia las taras que aún perviven en Francia y en Europa occidental: el recuerdo del pasado colonial.

Es notable darse una vuelta por redes como Twitter para ver las encendidas pasiones que generó el hecho: o se defiende o se condena sin matices el cántico entonado por los jugadores. La primera acusación es la de “Argentina, un país racista”. La segunda, la de la homofobia.

Ahora bien, también buceando por Twitter puede verse algo llamativo: los principales defensores de los argentinos… son africanos. Y esto es perfectamente entendible, ya que la canción, al recordar las raíces de los jugadores franceses, toca una fibra sensible. 

La canción recuerda de manera hiriente que esos jugadores están como consecuencia de una presencia francesa en África que dejó una secuela de explotación, asesinatos, por no hablar de los métodos de tortura que los franceses enseñaron al mundo. 

Además, les pareció oportuno salir a poner el grito en el cielo cuando tenían todo preparado para organizar unos Juegos Olímpicos que contarán con mucha menos gente de la que se esperaba. Había que sobreactuar tolerancia y corrección política para alentar la visita de los turistas e hinchas de diversos deportes.

Por lo pronto, la apertura de los mencionados juegos tuvo un detalle feroz: miembros de la delegación argelina, mientras el barco que la transportaba surcaba las aguas del río Sena, tiraron flores al río para recordar que en 1961 manifestantes argelinos que vivían en París fueron reprimidos y asesinados, muchos de ellos tirados al Sena en lo que se conoce como “la masacre de París”. 

Hasta el día de hoy se desconoce el número de víctimas, pero el total de muertos producto de los diversos actos de represión por parte de Francia se calcula en cerca de 200.

Ni hablar de los métodos de tortura que los franceses enseñaron a partir de finales de los años 50, ni las matanzas en Indochina… ¿Cómo no les va a doler que les recuerden que, ahora, descendientes de antiguos sometidos sean los que los pongan a Francia en el mapa a nivel deportivo? La historia suele tener muchas ironías.

Las críticas a la selección argentina (y a los argentinos en particular) son un mensaje de Francia y Europa occidental al mundo: esto no está bien, parecen decir, no nos recuerden quiénes fuimos. No nos recuerden que fomentamos la inmigración descontrolada para forzar salarios a la baja.

No dejen en evidencia que necesitamos gente e hijos para sostener las jubilaciones. No nos recuerden nuestro pasado colonialista. No cuestionen el modelo multicultural que creamos para lograr esos objetivos. Miren para adelante que el progreso es bello; no miren para atrás que nuestro pasado es muy feo.

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