Consumo en caída y salarios rezagados la marca en el AMBA

Bajada (SEO): Entre noviembre de 2023 y marzo de 2025 los ingresos reales siguen –3,4% abajo y la facturación de supermercados continúa –7,6% versus 2023. En 16 meses, a cada trabajador bonaerense le “faltan” $138.427 por mes. La economía política se define en la caja del súper, no en el Excel.

Actualidad22/09/2025
NOTA

Poder adquisitivo, góndola y dólar

 

La pérdida de poder adquisitivo no es un debate académico: es una resta que duele en la góndola del AMBA. 

 

Entre el último mes de la gestión anterior y el primer trimestre de 2025, el ingreso real cayó 10,8%, en espejo con la merma de 7,4% en la facturación real de supermercados (ajustado por IPC ENGHo 17/18). Hubo un rebote parcial entre fines de 2024 y comienzos de 2025, pero en marzo de 2025 los ingresos aún estaban 3,4% por debajo de noviembre de 2023. 

 

El golpe se siente donde más pesa: los súper concentran 22,7% del gasto de los hogares y, aun así, en el primer semestre de 2025 las cadenas facturaron $345.898 millones menos que en el mismo período de 2023 (pesos de junio 2025). Traducido a economía real: a cada trabajador bonaerense le faltan $138.427 por mes; los tickets de súper se achican a razón de $44.761,8 millones por mes (pesos de marzo 2025). El resto es relato.

 

Salario, consumo y el costo de la inercia inflacionaria

 

Consumo y salarios son vasos comunicantes. En la Provincia, los trabajadores registrados perdieron 7,3% de poder adquisitivo entre noviembre 2023 y septiembre 2024. Luego vino el alivio parcial de fin de año, pero el acumulado manda: marzo 2025 todavía –3,4% contra el arranque de la serie. 

 

La foto es peor si se mira el ingreso no percibido: entre nov/23 y mar/25 la pérdida acumulada por trabajador suma $1.406.155 con IPC vigente y $2.214.837 con IPC ENGHo 17/18; para el conjunto de registrados bonaerenses, hablamos de un bache de $2,99 a $4,70 billones. Es el impuesto invisible de la inflación de dos dígitos mensuales que vimos en 2024: las paritarias corrían, pero los precios corrían más rápido.

 

En este piso, la política de “abrir por precio” disciplinó segmentos, pero también trasladó la disciplina al asalariado: si el salario real no reacciona, el volumen cae. La macro celebra la desinflación, pero el comercio y la industria orientada al mercado interno leen otra cosa: menos unidades y margen apretado. 

 

El resultado no sorprende: panaderías con ventas –50% en la Provincia, comercios que frenan pedidos, y familias que estiran changuitos con una precisión quirúrgica. La última corrida con el dólar a $1.450 fue didáctica: en días la carne, el pan, la leche, el azúcar y el aceite remarcaron 7% a 20%. La política podrá negar la correlación; el consumidor no.

 

La góndola selectiva: qué se compra y qué se abandona

 

La caída no pega plano: se reconfigura la canasta. En alimentos, lo más castigado es almacén (–6,0% vs 2024; –11,7% vs 2023; –10,8% vs 2022) y carnes (–1,5%; –8,5%; –12,4%). La verdulería y frutería vuela (+20,4%; +17,2%; +22,5%): sustitución pura y dura—proteína cara afuera, frescura accesible adentro. Panadería resiste (+7,6%; +2,4%; +7,2%) y lácteos levantan (+7,1% vs 2024; estables vs 2023; +1,5% vs 2022).

 

Fuera de alimentos, la apertura importadora mostró su doble filo: indumentaria y calzado (+23,8% vs 2024; +34,6% vs 2023) por precios que bajaron la espuma; electrónicos rebotaron +38,7% vs 2024, aunque siguen –12,4% bajo 2023 y –15,2% bajo 2022. Es el manual del ajuste por cantidades: alimentos caros mueven sustitución, y bienes durables rebotan desde el sótano cuando aparece un financiamiento puntual o una oferta importada. Pero ojo: sin salario real que acompañe, el rebote es estacional, no tendencial.

 

AMBA, laboratorio y espejo del país

 

El AMBA es un termómetro adelantado. En los barrios del conurbano conviven núcleos obreros y pymes con vulnerabilidad social: cuando sube el dólar a la mañana, a la tarde cambian los listados. Comerciantes que suspenden ventas porque no saben a qué precio reponer; faltantes de lácteos, azúcar y harina; y esa escena repetida de la verdulería llena y la carnicería vacía. Aquí se cocina la economía política de verdad: la que define humor social y capacidad de aguante.

 

La política económica puede jurar que “el peor momento ya pasó”. Pero los datos de supermercados todavía marcan –7,6% vs 2023 y –6,8% vs 2022, pese a un +1,3% contra 2024. Traducido al castellano: rebotó el gato, no la demanda sostenida. Y cuando a un hogar bonaerense le faltan $138.427 todos los meses, el menú no admite épica—admite recortes. El primer semestre de 2025 dejó $345.898 millones menos en caja que el de 2023: es una baldosa menos en cada vereda del consumo.

 

No hay alquimia: si el objetivo es que la caja del súper deje de caer, el combo incluye salario real, estabilidad de costos y crédito de corto plazo para comercios y pymes. 

 

El ancla cambiaria no puede descansar solo en shocks: cada corrida se traslada en horas a precios sensibles del AMBA y rompe el puente de expectativas que necesita cualquier recuperación. La apertura puede ordenar rentas en textiles y electrónicos, pero sin compensación de ingresos transforma la “disciplina” en demanda expulsada. 

 

Y la demanda expulsada no vuelve porque le guiñen el ojo: vuelve cuando le cierra el número al asalariado.

Podemos discutir modelos hasta el amanecer, pero la economía política se decide donde el plástico (tarjeta) pide autorización y no pasa. Hoy, el ingreso real aún –3,4% vs noviembre 2023, la facturación del súper –7,6% bajo 2023, y el “faltante” de $138.427 por trabajador bonaerense por mes dicen lo esencial: sin plata en el bolsillo no hay consumo, sin consumo no hay producción, y sin producción no hay salida. 

 

Si el plan es “ordenar” con salarios que no alcanzan y precios que suben por ascensor cuando el dólar tose, el AMBA seguirá marcando el pulso: changuitos livianos, hornos apagados y veredas llenas. La macro puede festejar la curva, pero en la mesa de la Provincia, el brindis está con agua. Y el agua, ya sabemos, no tapa el hambre.

 

• Entre nov/23 y mar/25 los ingresos reales siguen –3,4%; en 16 meses, a cada trabajador bonaerense le faltan $138.427 por mes.

• Primer semestre 2025: supermercados –$345.898 millones vs 2023; ventas de pan –50% en la Provincia; remarcaciones de 7% a 20% tras la corrida.

 

 

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