Preocupación por el aumento de los casos de sífilis

Según el Ministerio de Salud, los casos pasaron de 12.131 en 2021 a 32.293 en 2023, siendo éste el año donde se registró la mayor cantidad de contagios de las últimas tres décadas.

Actualidad03/09/2024
NOTA SIFILIS

El Ministerio de Salud informó que la tendencia creciente de casos de sífilis en la Argentina llegó a un pico histórico y mantiene una curva ascendente, convirtiéndose así en la infección de transmisión sexual (ITS) que más cantidad de casos en aumento reporta. En ese sentido, con 32.293 casos en 2023, el organismo registró la mayor cantidad de contagios de las últimas tres décadas, por lo que advirtió que "continúa siendo un importante y creciente problema de salud pública".

Los datos se desprenden del último Boletín Epidemiológico Nacional (BEN) publicado por la cartera de Salud. El año anterior se constató un incremento del 42% con respecto a 2018, donde hubo 22.734 casos. En tanto, las cifras de 2024 parecieran seguir el mismo sentido, ya que del balance provisorio hasta la semana 33 se observa una mayor notificación periódica de casos que en el mismo periodo de 2023.

Al compararlo con las décadas anteriores, el incremento de incidencia se vuelve aún más pronunciado. Al respecto, en 1994 se detectaron menos de 3.000 casos de sífilis, manteniendo una suba hasta 2005. A partir de ese año, se mostró una retracción durante ocho años, pero el aumento retornó y se mantuvo vigente desde 2013, a excepción de los años pandémicos, que reportaron menos contagios en comparación (10.590 en 2020 y 12.131 en 2021).

 

Casos de sífilis en Argentina

“La sífilis continúa siendo un importante y creciente problema de salud pública. La mejora en la calidad y cobertura de la información constituye una herramienta estratégica para guiar y potenciar acciones para la prevención y control de la sífilis por parte de los diferentes actores involucrados”, concluyó el boletín.

Según el Ministerio de Salud, la sífilis es una ITS causada por la bacteria Treponema Pallidum, cuyo principal reservorio es el humano, y que se contagia principalmente por contacto sexual con una persona infectada; por transmisión perinatal por vía transplacentaria o durante el parto, o por transfusión de sangre.

"La bacteria de la sífilis es transmitida especialmente por contacto directo con las lastimaduras que se presentan en el área genital. Como las lesiones iniciales no producen dolor o pueden estar ubicadas en alguna zona que no visible (por ejemplo los genitales internos o en la cavidad bucal), es posible que la persona no sepa que tiene la ITS. Las lesiones en la piel que aparecen en la segunda etapa de la infección son muy contagiosas", advierten desde el organismo.

La evolución natural y sin tratamientos de la infección se divide en varias etapas, siendo que muchas personas no tienen síntomas o no los notan. En la primera, denominada "sífilis primaria" se genera una lastimadura o úlcera (llamada “chancro”) generalmente única y no dolorosa en la boca, el ano, la vagina o el pene. Muchas veces es acompañada por la inflamación de un ganglio en la zona. La lastimadura o úlcera desaparece sola después de unos días, aun cuando no se recita tratamiento.

La infección puede evolucionar a la segunda etapa ("sífilis secundaria"), después de un período de “latencia” que es variable y durante el cual no aparecen síntomas. En ese sentido, los signos de la sífilis secundaria pueden presentarse hasta varios meses más tarde. Entre ellos se encuentran erupción (o ronchas) en el cuerpo, lesiones en la boca, fiebre, aumento generalizado del tamaño de los ganglios, caída del cabello, malestar general y verrugas en la zona genital. En la tercera etapa, pueden ocurrir complicaciones graves como daño a los órganos internos, huesos, corazón y al sistema nervioso.

Sumado a esto, en cualquier estadio de la infección, ya sea de manera sintomática o asintomática, el paciente puede desarrollar neurosífilis, que se trata de una infección bacteriana del cerebro o de la médula espinal. Según el portal médico Medline Plus, entre sus síntomas se encuentran anomalías en la forma de caminar o incapacidad de caminar; entumecimiento en los dedos de los pies, los pies o las piernas; problemas para pensar, como confusión o poca concentración; problemas mentales, como depresión o irritabilidad; dolor de cabeza, convulsiones o cuello rígido; incontinencia; temblores o debilidad, y alteraciones visuales, incluso ceguera.

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