Caso Mabel Ortega: un paso significativo en la búsqueda de justicia

En la UFI N.º10 de Lomas de Zamora, el denunciante, Roberto Centurión, ofreció su declaración en el marco de la denuncia presentada contra Rita Canale, la directora del Centro de Diálisis y Nefrología Nefra/Fresenius Medical Care, Sede Burzaco. Canale enfrenta la imputación por el delito de “Homicidio Culposo” relacionado con el trágico fallecimiento de la paciente Mabel Ortega.

Actualidad04/10/2024
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Por Agustín Ochoa Ortega. 

 

En un contexto donde la búsqueda de transparencia y justicia es cada vez más imperativa, la Unidad Fiscal de Investigaciones N.º 10 del Ministerio Público Fiscal de la provincia de Buenos Aires ha dado un paso significativo al llevar a cabo la primera audiencia testimonial en un caso de gran relevancia mediática y social. El denunciante, Roberto Centurión, ofreció su declaración en el marco de la denuncia presentada contra Rita Canale, la directora del Centro de Diálisis y Nefrología Nefra/Fresenius Medical Care, Sede Burzaco. Canale enfrenta la imputación por el delito de “Homicidio Culposo” relacionado con el trágico fallecimiento de la paciente Mabel Ortega.

 

El interés público que ha suscitado este caso no solo radica en la gravedad de las acusaciones, sino también en las profundas implicaciones que tiene para el sector de la salud pública y la responsabilidad profesional de quienes operan en este ámbito. Mabel Ortega perdió la vida en circunstancias que, tras una serie de eventos confusos, han generado dudas sobre el tipo de atención que recibió y los procedimientos que se llevaron a cabo en el centro de diálisis. 

 

“Lo único que estamos pidiendo es que se esclarezcan las circunstancias de la muerte de mi amada esposa y que se haga justicia en nombre de Mabel Ortega, quien sufrió maltratos por parte de la directora y de las enfermeras del lugar”, declaró Roberto Centurión inmediatamente después de ofrecer su testimonio, evidenciando la desesperación de quienes buscan respuestas en medio del dolor; en conversación con el GRUPO DE MEDIOS MEDIATRES. 

 

El trágico desenlace ocurrió el jueves 25 de julio, a las 20:50, en el Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora. Mabel Ortega había estado en la espera de un trasplante de riñón en la Fundación Favaloro, y aunque existía una esperanza renovada para su recuperación, su vida se apagó tras un evento inesperado. Lo que comenzó como una jornada rutinaria de diálisis a las 16.40 se transformó en una serie de sucesos alarmantes: Mabel sufrió un intenso dolor en el pecho que culminó en un paro cardíaco justo cuando las enfermeras estaban a punto de realizarle un electrocardiograma.

 

Dicha tragedia resulta más preocupante dado que un mes antes, en junio, Mabel había pasado por una evaluación médica en la Clínica Ima de Adrogué, donde se le habían dado resultados favorables, sin indicios de riesgo de enfermedades cardíacas. Tras ser reanimada del primer paro cardíaco, se decidió administrar oxígeno, un tratamiento que, según se ha debatido, pudo haber contribuido a su estado crítico final.

 

A pesar de las complicaciones, el centro de diálisis Fresenius Medical Care- Sede Burzaco- no se comunicó con el esposo de Mabel, Roberto Centurión, hasta las 19:10, instándolo a que acudiera urgentemente al establecimiento sin informar el motivo de la urgencia. Al llegar a las 19:18, se encontró con una situación desoladora: su esposa estaba inconsciente y entubada, con el servicio de emergencia arribando al lugar recién a las 19:40. “Llegué y me informaron que había tenido un paro cardíaco y que estaban intentando reanimarla. La ambulancia estaba en camino”, relató Roberto, todavía impactado por la pérdida.

 

“Pero mi esposa estaba toda entubada, inconsciente, y el servicio de emergencia recién llegó siendo las 19.40hs, aproximadamente. Acto seguido, la suben a la ambulancia, la médica de emergencia le proporciona asistencia mecánica con un globo manual. Uno de los paramédicos me preguntan que hace cuanto se dializaba la paciente, a lo cual le respondo hace seis meses, me mira y me dice es raro que en seis meses se descompensó de esta manera”, continúo narrando Roberto Centurión sobre aquel fatídico día. 

 

Durante el traslado hacia el hospital, se produjo una serie de decisiones que, aunque tomadas con la mejor de las intenciones, resultaron en un desenlace devastador.

 

La solicitud de Roberto a los paramédicos para que llevaran a su esposa a la Clínica Ima de Adrogué, donde contaba con cobertura de IOMA, fue negada bajo la premisa de una posible falta de camas. Esta decisión, basada en la lógica de la capacidad hospitalaria, revela una crítica necesidad de que las instituciones de salud se comuniquen de manera más efectiva respecto a su disponibilidad, así como de garantizar un traslado más ágil entre centros.

 

Al ser trasladada al Hospital Lucio Menéndez de Adrogué, Mabel se encontró en una situación aún más grave: el hospital carecía de respiradores disponibles. En un momento en que cada segundo cuenta, la inacción en el sistema puede resultar fatal. Finalmente, se optó por llevarla al Hospital Gandulfo de Lomas de Zamora, pero la demora en el traslado, sumada a la urgencia de su cuadro clínico, significó que llegó casi sin signos vitales. 

 

La realidad es que estos momentos de incertidumbre no solo afectan a los pacientes, sino que también generan un profundo impacto emocional en sus familias. Roberto, en su relato, menciona cómo, tras la llegada a la sala de shock room, le informan que harían todo lo posible por reanimarla. Sin embargo, la trágica diferencia entre la acción y la inacción se volvió evidente cuando, minutos después, Mabel perdió la vida.

 

La historia de Mabel Ortega; su esposo, Roberto Centurión, y su hijo Agustín Ochoa,  resuena como un trágico recordatorio sobre las deficiencias de nuestro sistema de salud. Este caso no solo subraya la necesidad crítica de mejorar la infraestructura hospitalaria y la disponibilidad de recursos en situaciones de emergencia, sino que también plantea interrogantes sobre la coordinación entre servicios de ambulancia y hospitales. 

 

Para eso es esencial que los protocolos se revisen y se optimicen para priorizar la vida de los pacientes, garantizando que puedan recibir la atención adecuada en el momento preciso. Además, es fundamental que los sistemas de salud reflexionen y actúen hacia una mejora continua, no solo a nivel local, sino también a nivel nacional, para evitar que tragedias como la de Mabel Ortega se repitan. Debido a que la vida de cada paciente debe ser el eje central de nuestras políticas de salud, es nuestro deber como sociedad exigir que se garantice este derecho fundamental.

 

Maltratos en el Centro de Diálisis Nefra/Fresenius Medical Care: Un Llamado a la Conciencia Social

 

El caso de Roberto Centurión y su esposa, Mabel Ortega, ha sacudido la conciencia colectiva sobre el trato que reciben los pacientes en los centros de salud. Durante su reciente exposición ante la fiscal del caso, Centurión no solo detalló la dolorosa pérdida de su esposa, sino que también puso de relieve los reiterados maltratos que ella sufrió en el Centro de Diálisis y Nefrología Negra/Fresenius Medical Care de Burzaco.

 

Centurión relata que varios episodios de negligencia y maltrato se registraron antes del trágico desenlace. Uno de estos momentos críticos ocurrió la noche del 20 de julio, cuando fue a buscar a Mabel tras su sesión de diálisis. Según su testimonio, ella se encontraba en un estado alarmante; su presión arterial había elevado a niveles peligrosos, superando los 20 de máxima. Lo más preocupante es que, a pesar de su evidente sufrimiento y de haber solicitado atención, pasó casi dos horas antes de que el personal médico efectuará un monitoreo adecuado.

 

Dos días antes del fallecimiento de Mabel Ortega, se llevó a cabo una reunión entre ella y su esposo Roberto Centurión con Rira Canale, la directora del centro. Durante este encuentro, Roberto expresó su descontento con la respuesta de la directora, quien sugirió que si no estaban conformes con el tratamiento, podrían buscar atención en otro lugar. Este tipo de comentarios, especialmente por parte de alguien en una posición de responsabilidad, es profundamente inquietante. Roberto calificó dicha respuesta como "lamentable", evidenciando la falta de respeto hacia pacientes que dependen de un cuidado constante y atento.

 

La alteración de Mabel Ortega fue un claro reflejo del impacto emocional que esta conversación tuvo en ella. En situaciones de vulnerabilidad, como las que enfrentan los pacientes en tratamiento de diálisis, la sensibilidad y el entendimiento deben ser pilares en la comunicación entre médicos y pacientes. Lamentablemente, la respuesta de la directora no sólo desestimó las preocupaciones de Mabel y Roberto, sino que también evidenció una desconexión con la realidad que viven pacientes que requieren una atención continua.

 

La negligencia en el control del peso seco y la cantidad de líquido extraído por sesión, tal como Roberto mencionó, es una cuestión que no puede tomarse a la ligera. La salud de un paciente en diálisis depende de un minucioso monitoreo y una adecuada evaluación, frecuentemente, mucho más que una vez cada tres meses. Las prácticas médicas deben adaptarse a las necesidades individuales de cada paciente, garantizando que se les ofrezca una atención de calidad y al más alto nivel.

 

Según Centurión, la situación clínica de su esposa fue marcada por amenazas y una preocupante falta de recursos para garantizar una atención adecuada en momentos críticos.A su vez, ha señalado que, mientras su esposa se encontraba en tratamiento de diálisis, recibió presiones por parte del vicedirector de la clínica, Guillermo McGaull. Según su relato, McGaull amenazó a Mabel con advertencias de que la colocación de su prótesis para la fístula tendría un límite hasta finales de julio, lo que plantea serias interrogantes sobre la ética y profesionalismo de la gestión en la institución. En sus declaraciones, Centurión no solo denuncia esta falta de compasión, sino que también critica las condiciones de las clínicas con las que Fresenius mantiene convenios, describiéndolas como deficientes y peligrosas para los pacientes.

 

Las afirmaciones de Centurión son contundentes: menciona que hay clínicas en Florencio Varela y Quilmes donde las condiciones de higiene son inadecuadas y donde los tiempos de espera para procedimientos quirúrgicos son inaceptables. Este tipo de escenarios, donde los pacientes pueden estar expuestos a riesgos adicionales, deberían ser motivo de preocupación no solo para las familias afectadas, sino también para las autoridades de salud y los órganos reguladores.

 

La historia de Mabel Ortega es un recordatorio trágico de cómo la burocracia en el sistema de salud puede tener consecuencias fatales. Centurión relata que desde noviembre de 2023 había estado intentando conseguir una prótesis para su esposa, la cual finalmente fue programada para ser colocada el 29 de julio. Sin embargo, Mabel falleció el 25 de julio, lo que plantea la pregunta de cuántas otras vidas se ven impactadas por la ineficiencia del sistema y la falta de atención oportuna.

 

“Pero, desde el mes de Junio, enterados de que estábamos en camino con la cirugía y un cirujano, comenzaron a hostigarnos sistemáticamente”, manifestó Centurión, quien luego acotó que “en los meses que mi  señora estuvo en Fresenius, sufrió el cambio de 4 catéteres en las clínicas de Varela y Quilmes, y en una oportunidad, estuvo mal realizada y el catéter no funcionó, por lo que tuvo que volver al día siguiente, con todas las complicaciones que esto conlleva”.

 

Finalmente, relato, las enfermeras han perpetrado una serie de actitudes inapropiadas que no solo comprometen el bienestar de los pacientes, sino que también generan un profundo malestar emocional en sus seres queridos.

 

La situación se agravó cuando Mabel experimentaba complicaciones, como el mal funcionamiento del catéter o intensos calambres. En lugar de recibir la atención y el apoyo esperados, Centurión señaló que su esposa era confrontada con respuestas que agravan el sufrimiento, ejemplificadas con la frase: "o te quedas quieta o te vamos a tener que azotar." Este tipo de comentarios no solo son inaceptables, sino que subrayan una alarmante falta de empatía y profesionalismo en un entorno que debe ser seguro y reconfortante para los pacientes en tratamiento.

 

El testimonio de Centurión resalta la necesidad urgente de revisar las prácticas de atención y formación del personal en instituciones de salud. La dignidad y el respeto hacia los pacientes deben ser la prioridad en cada interacción, y es imperativo que los centros de salud tomen medidas efectivas para erradicar cualquier forma de maltrato.

 

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