La usura tech del mundo se prepara para el fin

El futuro, para algunos, es un búnker. Mientras millones intentan sobrevivir día a día con salarios de miseria, sin acceso garantizado a salud, vivienda o educación, una élite de magnates tecnológicos.

Cultura 14/07/2025
nota

Por Amanda Cárdenas

 

Los mismos que diseñan el porvenir digital cava refugios subterráneos y entierra allí la esperanza colectiva. No se preparan para compartir el mundo que construyen, sino para sobrevivir a su derrumbe.

Desde Silicon Valley hasta el Pacífico Sur, los nombres más influyentes del ecosistema tecnológico acumulan oro, armas, agua, antibióticos y metros de concreto blindado. No les interesa evitar el colapso, sino asegurarse de estar vivos cuando suceda. Como si fueran dioses menores, resignados a que el Apocalipsis es inevitable, pero convencidos de que ellos —y solo ellos— tienen derecho a cruzar la puerta de emergencia.

Zuckerberg, Altman, Thiel, Luckey, Hoffman, Huffman. Distintas trayectorias, la misma pulsión: huir. El búnker ya no es una excentricidad, es el nuevo símbolo de estatus. Como si el fin del mundo fuese una fiesta privada con pase VIP. Refugios con boleras, piscinas, campos de tiro, túneles secretos y helipuertos. No se trata de paranoia aislada. Es la expresión más obscena del individualismo financiero que rige esta era.

¿A qué le temen los amos del algoritmo? ¿A la IA que ellos mismos diseñan? ¿A una guerra que sus gobiernos provocan? ¿A una humanidad que ya no tolera la desigualdad obscena que naturalizan? La respuesta parece ser: a todo. Pero no temen tanto al desastre como al contacto con lo que no pueden controlar: la multitud empobrecida, el caos social, el afuera. Temen la caída del velo.

Lo perverso no es la existencia de estos refugios, sino lo que representan: una retirada privada de la responsabilidad pública. En lugar de democratizar la tecnología para garantizar un planeta vivible, prefieren prepararse para habitar uno inhabitable. Su imaginación no concibe una civilización justa; sólo contempla la catástrofe como destino. ¿Qué clase de liderazgo es ese que no puede, o no quiere, imaginar una salida colectiva?

Los búnkeres no son sólo concreto. Son manifiestos ideológicos. Hablan de un mundo dividido entre los que serán salvados y los que serán descartados. No es nuevo: la historia está llena de élites que, ante la crisis, eligieron salvarse solas. Pero lo alarmante es que esta vez lo hagan con el aval de la innovación, el capital especulativo y la narrativa del "progreso".

Podrían usar su poder para fortalecer sistemas de salud, alimentar millones, mitigar el cambio climático, o evitar guerras. Podrían, incluso, diseñar una IA que no excluya, sino acompañe. Pero prefieren almacenar máscaras de gas y yoduro potásico. Como si el mundo ya estuviese condenado y lo único sensato fuera sobrevivir a sus escombros.

La élite digital ha reemplazado la utopía compartida por una distopía personalizada. No buscan cambiar el rumbo, sino asegurarse de estar del lado correcto cuando la nave se hunda. Su "responsabilidad social" termina en el portón blindado de sus refugios. Y así, mientras los pueblos siguen soñando con pan y paz, los nuevos señores feudales del siglo XXI fabrican su arca. No para salvar la humanidad. Solo para salvarse ellos. El verdadero peligro no es el apocalipsis que temen los ricos. Es el futuro sin ellos, que los pueblos ya empiezan a imaginar.

Te puede interesar
nota

Instagram y la era del espejo global

Cultura 13/10/2025

A 14 años de su creación, Instagram ya no es solo una red social: es un laboratorio emocional y económico que redefine cómo nos miramos, cómo nos mostramos y cómo consumimos. Entre la estética del brillo y la presión de la comparación, una plataforma que cambió nuestra manera de habitar el mundo.

nota

Pensar, un nuevo privilegio en la era de pantallas

Cultura 06/10/2025

Mientras las élites tecnológicas educan a sus hijos en escuelas sin celulares y con lecturas clásicas, los sectores populares dependen cada vez más de las pantallas como sustituto del juego, el diálogo y el aprendizaje.

Lo más visto
nota

Protectorado: el “rescate” a Milei y la guerra EEUU–China

Actualidad13/10/2025

El swap por USD 20.000 millones y la presión para “sacar a China” del mapa argentino revelan un juego mayor: Washington y Beijing pujan por litio, uranio, datos y puertos que conectan con la Antártida. Si no actuamos como Nación pivote, el alivio financiero se devora la autonomía estratégica.

NOTA

Scott Bessent: el “Woke” de Trump que vino a salvar a Milei

Actualidad13/10/2025

El swap de USD 20.000 millones que Estados Unidos promete para estabilizar la economía argentina es más que un gesto geopolítico. Es el retorno de los viejos “timberos globales” —Scott Bessent, Robert Citrone, Stanley Druckenmiller— reciclados como guardianes del libre mercado.