Sueño Stereo: la rave secreta de Londres

En 1995, Gustavo Cerati y Soda Stereo viajaron a Londres a grabar su último álbum de estudio. Entre afters, discos de culto y una rave legendaria, se selló el pulso electrónico de "Sueño Stereo": el sonido de una despedida que todavía vibra.

Cultura 20/07/2025
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La historia no empieza en el estudio. Empieza de noche, en un campo de las afueras de Londres, con los pies enterrados en barro y luces láser dibujando galaxias en el cielo. Gustavo Cerati, Cecilia Amenábar y un grupo de amigos cruzaban trenes suburbanos y prados oscuros para llegar al Tribal Gathering, una rave seminal de los noventa que no solo los deslumbró: los transformó. Era 1995, y aunque “Sueño Stereo” todavía no tenía forma, ya empezaba a latir al ritmo de ese beat.

En ese viaje, Londres no fue postal sino trance. Cerati descubrió la geometría emocional de la electrónica alemana, el alma pop de los sintetizadores británicos, y la forma en que todo podía convivir en un mismo pulso: krautrock, trip hop, psicodelia y un poco de funk narcótico. El álbum que grabarían, el último de Soda, fue eso: un mapa de conexiones que no eran solo musicales. Eran estéticas, anímicas, espirituales.

Esa noche en la rave, Cerati no necesitaba hablar. Escuchaba con el cuerpo. Orbital, los láseres, la vibración de 5.000 personas bailando juntas como si el futuro les hablara desde los bajos. El sonido de “Ella usó mi cabeza como un revólver” tiene mucho de eso: una entrada ominosa, el delay que envuelve, la tensión del beat que no explota pero no deja de avanzar. Como una noche que nunca se termina.

Al regresar, la ciudad los abrazó con niebla y té caliente. Rough Trade, discos bajo el brazo. Neu! 75, Stereolab, un poco de glam de Bernard Butler, los arreglos de cuerdas britpop que después Cerati absorbería como si fueran parte de su ADN. Sueño Stereo fue eso: la última metamorfosis, un cuerpo sonoro que mutó sin perder su esencia. Una despedida elegante, electrificada, emocional.

Cerati no copió. Tradujo. Escuchó Londres como quien escucha un idioma nuevo, y lo devolvió convertido en canción. No se trató de "hacer un disco moderno", se trató de vivir un presente que ya era futuro.

La última gira, la última foto, el último track. Todo eso ya estaba escrito en esa rave. Porque hay discos que se graban en estudios, y otros que se sueñan bailando.

Y si alguna vez creíste que podías bailar con los ojos cerrados, sabés que lo que escuchabas era eso: Sueño Stereo hablándote desde un campo londinense, con zapatillas embarradas y el corazón al palo.

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